Con campos de extraordinaria calidad, alojamientos de lujo y un clima mediterráneo, el turismo de golf en España se ha consolidado como una gran industria que en el último año ha conquistado a 1,2 millones de visitantes, una cifra nada despreciable teniendo en cuenta que en el continente hay 4,2 millones de jugadores registrados. Los golfistas que eligen nuestro país para sus vacaciones generan unos ingresos de 12.700 millones de euros al año y hacen un promedio de 11,9 pernoctaciones, muy por encima de las 7,4 de un viajero medio.
Las cifras, presentadas en el I Curso de Verano Complutense de San Lorenzo de El Escorial ‘Golf y sostenibilidad’, confirman que los resorts deportivos en España se están consolidando como un gran activo económico.
Los golfistas extranjeros hacen un gasto diario superior a la media, del cual el 85,6% se destina a servicios turísticos y el 14,4% restante corresponde a la facturación de los propios campos de golf. Otro aspecto destacado es que su paso por España registra picos más altos en los meses de primavera y otoño, un detalle importante porque contribuyen a desestacionalizar el sector.
El golf como producto
Desde que en 2022 el Ministerio de Industria y Turismo reconociera el golf como producto turístico, el sector ha podido acceder a espacios de diálogo preferente con las administraciones públicas y optar por ayudas del Fondo Next Generation de la Unión Europea. Gracias a esta financiación se ha podido poner en marcha el proyecto ‘Digital Green España: Transformación Digital e integración local de la experiencia de golf en España’, que está dividido en tres partes: actualización de datos socio económicos del sector, estudio medioambiental para medir la huella de carbono de los campos y su gestión del agua, y digitalización para agrupar toda la oferta de golf en una única web.
‘Digital Green España’ es impulsado por entidades como la Asociación Española de Campos de Golf (AECG), la Real Federación Española de Golf (RFEG), la Real Federación Andaluza de Golf (RFGA) y la Asociación Española de Gerentes de Golf (AEGG) que buscan aunar esfuerzos para superar los grandes desafíos del sector, sobre todo en materia ambiental. Tanto las comunidades locales como los golfistas reclaman un uso más eficiente de los recursos, así como prácticas sostenibles que aseguren la continuidad del deporte sin deteriorar el entorno.
En este sentido, los avances son notables. Según un estudio de la Universidad de Cádiz, España se posiciona como líder mundial en el porcentaje de campos de golf que riegan con agua regenerada y, además, el 92% de los campos ha implementado técnicas para reducir su consumo.
Un buen ejemplo de ello lo encontramos en Abama Resort Tenerife que cuenta con su propia desaladora para evitar consumir las reservas del acuífero y también hace uso de un sistema de riego por evapotranspiración que asegura un mínimo vertido de aguas residuales. A estas prácticas se suma el actual proceso de sustitución de césped por una variedad de gran durabilidad, incluso frente a condiciones de sequía.
Porque el turismo de golf en España está llamado a hacer frente a los grandes retos de la sostenibilidad global, los campos de golf siguen haciendo importantes esfuerzos para alinearse con los objetivos de la agenda europea y conseguir que sus instalaciones sean espacios que defiendan la vida y proporcionen prosperidad y desarrollo.